Los suelos de montaña son los cimientos más
frágiles del ecosistema pero proporcionan agua a más de la mitad de la
población mundial, destaca una nueva publicación de la Organización de
Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
El libro, dado a conocer hoy, ofrece una guía técnica sobre la gestión de esos recursos que sirven de sustento a muchas poblaciones, incluido el cultivo de la quinoa en los Andes.
El objetivo del documento es promover su gestión sostenible para ayudar a las comunidades que viven en las montañas, a menudo entre las más marginadas y excluidas de las políticas públicas y programas de desarrollo.
La FAO advirtió que los suelos de montaña son particularmente susceptibles al cambio climático, la deforestación y las prácticas agrícolas no sostenibles, que a su vez provocan degradación de la tierra, desertificación y desastres como inundaciones y deslizamientos de terrenos.
También proporciona estudios de casos y explica programas de asistencia de la FAO, como la sustitución del sistema de roza y quema por uno más sustentable en varias zonas de Centroamérica.
Otro ejemplo es el sobrepastoreo en el oeste de México que se ha abordado mediante la promoción del cultivo de agave, una planta que sirve para fijar el suelo, permitiendo que otros cultivos crezcan con mayor éxito.
Eso también ha permitido a los agricultores mexicanos reducir sus rebaños, gracias a los ingresos obtenidos por la venta de agave a los fabricantes de mezcal y tequila.
SomosEl libro, dado a conocer hoy, ofrece una guía técnica sobre la gestión de esos recursos que sirven de sustento a muchas poblaciones, incluido el cultivo de la quinoa en los Andes.
El objetivo del documento es promover su gestión sostenible para ayudar a las comunidades que viven en las montañas, a menudo entre las más marginadas y excluidas de las políticas públicas y programas de desarrollo.
La FAO advirtió que los suelos de montaña son particularmente susceptibles al cambio climático, la deforestación y las prácticas agrícolas no sostenibles, que a su vez provocan degradación de la tierra, desertificación y desastres como inundaciones y deslizamientos de terrenos.
También proporciona estudios de casos y explica programas de asistencia de la FAO, como la sustitución del sistema de roza y quema por uno más sustentable en varias zonas de Centroamérica.
Otro ejemplo es el sobrepastoreo en el oeste de México que se ha abordado mediante la promoción del cultivo de agave, una planta que sirve para fijar el suelo, permitiendo que otros cultivos crezcan con mayor éxito.
Eso también ha permitido a los agricultores mexicanos reducir sus rebaños, gracias a los ingresos obtenidos por la venta de agave a los fabricantes de mezcal y tequila.
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