Cada 30 de octubre, Rusia rinde homenaje a millones de víctimas de la represión política, fusilados, exiliados y prisioneros del Gulag (Dirección General de Campos de Trabajo, por sus siglas en ruso).
En las terroríficas e inhumanas crónicas de los campos de trabajos forzados hay una página aparte, la de los hijos del Gulag que vieron la luz en los barracones en los años de la represión estalinista. Se desconoce hasta ahora cuántos bebés llegaron al mundo en los campos del Gulag y cuántos de ellos murieron de hambre y enfermedades.
© RIA Novosti/Avrora archivo de Yuri ZhárovLa reclusa Anna Abai fue condenada por “espionaje”
El líder de la URSS, Iósif Stalin, posaba en los retratos oficiales con un crío en brazos, mientras tanto en los campos de trabajo y concentración nacían y morían niños bautizados como “los hijos del Gulag”. Sólo la mortal región de Kolimá (Extremo Oriente de Rusia), la tierra de la muerte de blanco, donde las temperaturas bajan a 50, 60 y 70 grados bajo cero, se encontraban varios campos de trabajo para mujeres embarazadas y con bebés recién nacidos.
Las "mamitas"
El campo más grande se encontraba en el territorio de la granja colectiva de Elguen, fue abierto en 1934 y existió durante 50 años. Hubo años en los que el número de las mujeres embarazadas o con niños lactantes, bautizadas como las “mamitas”, llegaba hasta 5.000.
Las “mamitas” trabajaban en pocilgas y corrales de ganado, en invernaderos. Estos trabajos, en comparación con la tala de árboles o extracción de cal, se consideraban fáciles.
© Photo archivo de Yuri ZhárovAnna Abai y Vasili Maksiuta con su hijo, 12 de abril de 1941, Elguen
En un barracón aparte se encontraba la guardería donde estaban los recién nacidos y a donde iban las mujeres durante los descansos para alimentar a sus hijos. A una madre que daba el pecho le aumentaban la ración diaria para que tuviera leche. Aún así los niños se criaban mal, enfermaban y morían con frecuencia. Todavía se conservan los restos del cementerio infantil en Elguen.
Los amoríos del Gulag
Las relaciones sexuales en los campos de concentración no eran algo frecuente y solía ocurrir durante traslados de un lugar a otro o en los trabajos que los hombres y las mujeres realizaban conjuntamente. Pero no sólo los reclusos llegaban a convertirse en padres en el Gulag, sino también los guardias e incluso los superiores.
Yuri Zhárov nació en Elguen en 1940. Sus padres eran la reclusa Anna Abai, condenada por espionaje, y un oficial del Ministerio del Interior, el proveedor del campo de trabajos forzados en Elguen, Vasili Maksiuta.
© Photo archivo de Yuri ZhárovEl oficial del Ministerio del Interior, Vasili Maksiuta, con el hijo Yuri. Abril de 1941
“Maksiuta estaba casado pero, al menos según mi madre, la quería mucho”, cuenta Yuri Zhárov. – Se alegró de verdad cuando nací aunque mi madre contaba que tenía hijos con otras reclusas”.
La mujer legítima de Vasili Maksiuta no podía tener hijos por motivos de salud. El oficial propuso a Anna Abai que diera el bebé a él y su esposa. Realmente sentía cariño por el niño y se preocupaba por él.
“Cuando nací Maksiuta empezó a traer a mi madre carne en conserva, leche condensada y otros alimentos que eran un lujo en aquellos lugares. Incluso estuve viviendo un tiempo con su familia. Pero no creo que hubiera podido acogerme para siempre, era un oficial del Ministerio del Interior y mi madre una reclusa sin derechos”.
"Por falta de indicios de delito"
La vida de los niños nacidos en los campos del Gulag dependía, básicamente, de la condena de la madre. “A algunos les enviaban a los orfanatos”, explica el investigador del Museo Histórico-etnográfico de Magadán (Extremo Oriente de Rusia), Serguei Efímov. “A sus madres les privaban de la patria potestad pero al liberarse podían recuperarla y reunirse con sus hijos”.
© Photo archivo de Yuri ZhárovCertificado de puesta en libertad de Anna Abai
Anna Abai cumplió su condena de cinco años en el campo de trabajo y fue liberada en 1942. 14 años más tarde fue rehabilitada.
Una vez en libertad, dejó de mantener cualquier contacto con Vasili Maksiuta. Más tarde se casó con Pável Zhárov, también un antiguo recluso en Kolimá. Su marido también fue rehabilitado “por falta de indicios de delito”.
“Los hijos no tienen la culpa”
“Pável Zhárov me dio su apellido, mi madre y él tuvieron luego dos hijos más”, cuenta Yuri Zhárov. “Durante muchos años vivimos en el poblado de Yágondoye, a unos cien kilómetros de Elguen. Muchos de los reclusos liberados se quedaban allí. En el colegio del pueblo eramos varios, los hijos del Gulag”.
Yuri creció rodeado de la flor y nata de la sociedad rusa: su primera maestra era la hija del gran pintor Alexei Savrásov. La mujer que trabajaba en el guardarropa del colegio procedía de la familia de los príncipes Golitsin. La madre de Yuri talaba el bosque con Lucía, la hija de Alexei Dzhaparidze, un célebre comunista georgiano. Lucía cumplía la condena por “contactos con la oposición trotskista” .
© Photo archivo de Yuri ZhárovAnna Abai se liberó en 1942, 14 años más tarde fue rehabilitada
“La recuerdo muy bien porque criticaba abiertamente a Stalin cuando nadie se atrevía a hacerlo”, cuenta Yuri Zhárov. “Era muy frágil y pequeñita, por eso mi madre, que era hija de campesinos, hacía por ella su norma diaria de tala: dos metros cúbicos de madera”.
Yuri era un buen alumno, participaba en todos los eventos del colegio. Una vez su maestra dijo delante de todos: “Para ser un hijo de los enemigos del pueblo es demasiado activo, hay que ser más discreto”. La directora del colegió le defendió: “El camarada Stalin nos enseña que los hijos no son responsables por los errores de sus padres”. Faltaban sólo unos años para que los padres de Yuri Zhárov fueran rehabilitados.
Zhárov no se queja de su suerte, pudo hacer lo que quería en la vida. “Lo único que lamento es que, mientras mi madre vivía, no le hubiera preguntado más por su arresto, su vida en Elguen, sus compañeros en el campo de trabajo”, confiesa.
© Photo archivo de Yuri ZhárovLa promoción del colegio de Yágodnoe de 1957. Yuri Zhárov es el primero a la izquierda
Un barracón en Elguen
Se desconoce hasta ahora cuántos bebés llegaron al mundo en los campos del Gulag y cuántos de ellos murieron de hambre y enfermedades. “Calculamos que en Elguen nacieron unos 400 niños”, dice el historiados Serguei Efímov.
Sólo un barracón se ha mantenido en pie allá donde se encontraba el campo de trabajo para mujeres en Elguen. El edificio de madera de dos pisos, que servía de guardería, fue convertido en una vivienda tras el cierre del campo. Los lugareños cuentan que se quemó a finales de los ochenta.
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martes, 20 de noviembre de 2012
Los hijos del GULAG recuerdan su tragedia
via sp.rian.ru
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