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sábado, 18 de agosto de 2012

Bajo el sol y en bikini, en busca de restos de vikingos en el centro de Rusia

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Indiana Jones afirma que la arqueología está relacionada con persecuciones y aventuras, pero en realidad es un penoso trabajo que implica la realización de excavaciones en masas de barro.

Hay también un espíritu de camaradería, nudismo parcial o, en el caso del yacimiento arqueológico de Gnezdovo en las afueras de la ciudad de Smolensk (al oeste de Rusia), un encuentro con el mayor enterramiento de vikingos en el mundo.

“Me moriré antes de que se termine el trabajo aquí”, dijo Tamara Púshkina, una de las personas al frente de la expedición arqueológica en Gnezdovo, lugar que puede ser inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.

Las excavaciones arqueológicas se llevan a cabo en Gnezdovo desde 1949, pero es posible que muchas generaciones continúen trabajando en este terreno de unas 20 hectáreas de superficie con más de 4.000 tumbas, de las que se extraen objetos de metal, perlas y restos de cerámica.
©David Burghardt
Buscando a los antiguos vikingos en Rusia de hoy
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Pero, según los dirigentes de la expedición, los saqueadores de tumbas y la construcción ilegal pueden acelerar este proceso al destruir los objetos históricos antes de que sean encontrados por los arqueólogos.

Los normandos se dirigen hacia el sur

No se le ocurriría a uno buscar las huellas de los normandos en las orillas del río Dniéper, a una distancia de unos 60 kilómetros al este de la frontera de Bielorrusia y a unos 400 kilómetros al oeste de Moscú.

Sin embargo en la Edad Media una importante ruta comercial entre Escandinavia y el Imperio Bizantino pasaba a través de esta región.

Los normandos, en su mayoría los suecos (los daneses y noruegos se dedicaban a saquear aldeas en Europa Occidental), se instalaron aquí en el siglo X y a principios del siglo XI y se mezclaron con eslavos provenientes de Europa Central y con la población autóctona, los baltos.

Gnezdovo fue una gran colonia urbana con una población de unos 800 o 1.000 habitantes en su período de prosperidad, lo que es comparable con centros de civilización medievales como Birka en Suecia y Hedeby en Dinamarca, dijo Pushkina.

No se sabe por qué esta colonia dejó de existir. Se ofrecen varias versiones que lo atribuyen a una guerra o al cambio de dirección de los flujos de plata en Eurasia, pero todavía queda mucho por descubrir en este ámbito.

Restos de cerámica y monedas

Este paraíso arqueológico parece un campo común y corriente en el que se yerguen numerosos montículos que, a primera vista, no merecen atención. Hasta que uno se da cuenta de que cada montículo es una tumba de la época de vikingos.

“Solo 1.200 tumbas fueron examinadas desde el inicio de las excavaciones por arqueólogos aficionados a finales del siglo XIX”, dijo Pushkina. “Estas no tienen nada que ver con las excavaciones ilegales”, agregó.

Las excavaciones se realizan en un gran número de parcelas de unos diez metros cuadrados de superficie y llegan a varios metros de profundidad.

Hombres con el mínimo de ropa se arrastran lentamente por encima del yacimiento arqueológico raspando meticulosamente la superficie del suelo, mientras que otros, armados con reglas graduadas y papel de dibujar. Toman notas de los objetos hallados y de su posición.

En general, los arqueólogos encuentran restos de cerámica y de metal. Durante esta temporada, se logró extraer un cuchillo herrumbroso del tamaño de la palma de la mano, una cabeza minúscula de metal del dios pagano Odín y un fragmento de las pinzas cosméticas utilizadas para depilar las cejas o barba.

Además, se encontró una moneda árabe de plata, un dirham, una de los millones que pasaron por la respectiva región para pagar por miel, cáñamo y esclavos que se vendían al sur (según los expertos, la esclavitud no fue rentable en las zonas septentrionales). El hallazgo de 72 monedas a la vez fue el mayor en Gnezdovo.

“La chica que descubrió las monedas tenía una voz potente”, dijo Tamara Pushkina. “De súbito se calló, le temblaron las manos y me susurró dramáticamente: ‘¡Tamara Anatolyevna, creo que he encontrado un tesoro!”, recuerda.

“Estamos creando una base de datos de nuestros hallazgos”, dijo Pushkina. “Esto puede servir de fundamento para escribir artículos y tesis doctorales”, agregó.

Los voluntarios siempre regresan

En Gnezdovo trabajan en su mayoría estudiantes de la facultad de Historia de la Universidad Estatal Lomonósov de Moscú, que hacen prácticas obligatorias en seis expediciones arqueológicas en el territorio de la antigua Unión Soviética.

Además de los estudiantes, trabajan también voluntarios, antiguos participantes que llegaron a Gnezdovo una vez y regresan allí anualmente para excavar las tumbas y divertirse en general.

“Se siente un espíritu de camaradería,” dijo Piotr Radzijovski, un voluntario y experto en la historia moderna que prefiere pasar en julio sus vacaciones en Gnezdovo. “Nada puede compararse con este sentimiento”, agregó.

Es un coctel de historia, entusiasmo juvenil y romanticismo que en realidad florece en los sitios donde los jóvenes de ambos sexos trabajan bajo el sol radiante con la ropa apropiada: pantalones cortos y bikinis. Unas aventuras que comienzan con el contacto de las manos sobre la superficie del suelo y se terminan con lágrimas. Otras, con bodas. Y los lazos de amistad que se potencian en Gnezdovo son muy fuertes.

El trabajo comienza desde las tareas más simples. A un corresponsal de RIA Novosti que ofreció su ayuda le pidieron tomar la pala para ayudar a una joven a transportar un montón de tierra de un sitio a otro.

Es un trabajo agotador, pero el resultado (un muro reforzado en el lugar de excavaciones) fue satisfactorio. Los que quieren que se les plantee una tarea más interesante logran en breve el ascenso para raspar el suelo.

Presupuesto de los espartanos

A los voluntarios les pagan por su trabajo en Gnyedovo de cinco a diez dólares al día. Además, la expedición trata de cubrirles todos los gastos relacionados con el alojamiento y alimentación, pero es muy difícil resolver problemas de burocracia y de escaso presupuesto.

En esta temporada, el presupuesto total para las excavaciones asciende a 300.000 rublos (9.000 dólares). La mayor parte de estos recursos fueron destinados por el Gobierno ruso, señaló Pushkina.

Este dinero debe ser suficiente para alimentar a varias decenas de personas durante un mes, albergarles en un campamento turístico de la época soviética, transportarles diariamente al yacimiento arqueológico y al campamento en un autobús y darles instrucciones necesarias sobre el uso de mapas topográficos, los hallazgos, etc.

Este presupuesto incluye también los salarios de los dirigentes de la expedición, aunque el Gobierno estima justo gravarles con el impuesto del 30%, a diferencia del 13% del impuesto tradicional sobre la renta de las personas físicas en Rusia. Se trata de las peculiaridades fiscales que se refieren a los trabajos de investigación.

“En todo caso, la situación ha mejorado considerablemente en comparación con lo que pasaba hace diez años”, dijo Pushkina. “Solíamos renunciar a la ayuda de voluntarios extranjeros porque las condiciones en las que vivíamos eran muy malas”, agregó.

Ahora los estudiantes de los países escandinavos se adhieren a la expedición cada año. Se puede ver aún la bandera de Suecia que ondea sobre el yacimiento arqueológico en la provincia de Smolensk. Es un regalo de los amigos suecos y los arqueólogos le mantienen izada, a pesar de las protestas de los habitantes de la respectiva región.

Excavaciones en el poblado

Aunque los normandos ya no viven en Gnezdovo, la vida continúa allí. Hoy en día, Gnezdovo es una aldea moderna que se ubica directamente sobre el yacimiento arqueológico en el que los habitantes plantan patatas y guisantes y donde hay herrerías y empresas comerciales.

Esto causa serios problemas, porque los propietarios de las parcelas de la tierra no pueden construir nuevos edificios ni realizar trabajos agrícolas hasta el examen arqueológico del respectivo terreno.

Se debe pagar dinero por este examen arqueológico. Pero a los que ignoran estas normas se les sanciona con multas. Y los habitantes de Gnezdovo, cuyos recursos financieros son limitados, deben comparar estas dos cantidades para tomar la decisión sobre el modo de actuar.

Los propietarios privados suelen respetar el patrimonio histórico e invitan a los arqueólogos para realizar excavaciones si quieren ampliar sus viviendas o construir un nuevo edificio en sus parcelas, dijo Pushkina.

Este trabajo cuesta de 30.000 a 80.000 rublos (de 900 dólares a 2.400). Además, la expedición siempre ofrece descuentos. Es preferible pagar que correr el riesgo de destruir objetos con valor histórico durante el proceso de construcción ilegal, agregó.

Pero las autoridades locales no están dispuestas a pagar por las excavaciones en caso de realizar tendido de cables, tuberías terrestres, etc.

Además, los propietarios ricos de las parcelas que se ubican al borde del yacimiento arqueológico reivindican sus derechos, dijo Andrei Koroliov, empleado del museo de Gnezdovo, cuya construcción ha empezado allí recientemente.

“Construyeron las vallas de más de cuatro metros de altura alrededor de recintos en los que viven. No son simples propietarios de casas de campo”, agregó.

“No vamos a ceder, pero la batalla será difícil”, dijo Koroliov.

Otro problema está relacionado con los llamados saqueadores de tumbas, que roban objetos de valor histórico para venderlos posteriormente a coleccionistas ilegales, dijo Pushkina.

La legislación rusa establece una pena por el robo de artefactos arqueológicos, pero es necesario detener al ladrón en flagrante delito para poder aplicar un castigo duro. En la mayoría de casos, los saqueadores de tumbas quedan en la libertad. Sólo les cobran multas modestas y se les confiscan sus detectores de metal que cuestan unos 200 dólares.

“Varios procesos judiciales tuvieron lugar en la ciudad de Nóvgorod (al noroeste de Rusia), lo que mejoró la situación”, dijo Pushkina, refiriéndose a otro yacimiento arqueológico que atrajo a los saqueadores de objetos de valor cultural. “Pero no se han aplicado tales medidas en nuestro caso”, agregó.

El museo de Gnezdovo será mayor que los museos europeos

La situación puede mejorar si el museo de Gnezdovo es inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO, dijo Andrei Koroliov.

Sin embargo, hoy en día, los representantes de la ONU muestran poco interés por la idea de reconocer como patrimonio cultural lo que parece más a un campo ordinario ruso.

“Les hemos mandado varios mensajes, pero nos han dicho que es necesario conseguir algunos resultados visibles antes”, explicó Koroliov.

Los yacimientos arqueológicos similares ubicados en los países escandinavos (como el que está en las afueras de Uppsala, donde se han descubierto entierros de los reyes paganos) cuentan con museos y rutas turísticas. Pero el museo en Gnezdovo está en la fase inicial de su creación todavía.

Los fundadores del museo deben superar muchos obstáculos burocráticos de aquí a finales de 2013, cuando la ciudad de Smolensk celebre su 1150º aniversario. Con este motivo, las autoridades de Rusia otorgan a la región una subvención del presupuesto federal que debe ser destinada al desarrollo de proyectos importantes para 2014.

Incluso la construcción de un pasaje de peatones a través de la vía férrea que pasa por Gnezdovo debe ser aprobada personalmente por el jefe de la red rusa de ferrocarriles RZD, Vladímir Yakunin, dijo Andrei Koroliov. Se trata de varias placas metálicas que se planea instalar de ambos lados del ferrocarril.

La construcción del museo será una tarea muy complicada, afirmó Koroliov, aunque asegura que los organizadores de este proyecto están dispuestos a luchar por hacerlo realidad, posiblemente gracias a la influencia ejercida por los vikingos.

“Tenemos que sacar el desarrollo del proyecto del punto muerto en el que está”, afirmó Koroliov. “Podemos construir el museo a imagen y semejanza de los europeos, pero el nuestro será más grande”, agregó.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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