Durante el descenso, que duró aproximadamente siete minutos, Curiosity realizó una serie de procesos muy complicados, incluidos cambios en la configuración del vehículo. Debido a esto, se suspendió momentáneamente la comunicación con el robot. Para el equipo en la Tierra, estos instantes de incertidumbre fueron la parte más tensa de la misión tras el despegue.
Curiosity comenzó el descenso en caída libre a una velocidad aproximada de 21 mil 600 kilómetros por hora. En ese momento, el único medio viable para comenzar la desaceleración de la nave fue la fricción con la atmósfera marciana. Debido a que este proceso generó temperaturas muy altas (de forma similar a cuando un meteorito entra en la atmósfera terrestre y se incendia), Curiosity contaba con un escudo para evitar daños.
Una vez que la velocidad disminuyó lo suficiente (a más o menos mil 450 kilómetros por hora) se abrió un paracaídas.
Cuando la velocidad se redujo hacia los 500 kilómetros por hora, el escudo contra el calentamiento se desechó y Curiosity comenzó a escanear el suelo para encontrar un sitio propicio donde posarse.
A una velocidad de 280 kilómetros por hora, el robot se liberó del paracaídas, y un mecanismo equipado con retrocohetes llamado Sky Crane ("grúa del cielo") comenzó a funcionar. La grúa se encargó de depositar al Curiosity suavemente en la superficie de Marte por medio de cables.
Una vez que el robot se encontró firmemente en el suelo, cortó los cables que lo conectaban con la grúa. Entonces, el Sky Crane se alejó y cayó en algún sitio distante.
Después de tocar terreno, Curiosity comenzó a comunicarse con la Tierra para informar que todo había salido bien. El robot llegó a una región conocida como el Cráter Gale. En éste hay una elevación de cinco kilómetros de alto en el centro, llamada Montaña Sharp. La primera tarea del Curiosity consiste en acercarse a ésta tan pronto como le sea posible. Para que pueda lograrlo, en junio de 2012 se corrigió la trayectoria de la nave, lo que le permitió descender más cerca de su objetivo.
De acuerdo con Navarro González, esto es de suma importancia, pues “se reducirá a la mitad el camino que recorrerá el robot para llegar a la Montaña Sharp”. Así, evitará los peligros que pudiera encontrar al desplazarse grandes distancias por el terreno marciano, y además se optimizarán los tiempos de la misión.
El robot es capaz de pasar sobre obstáculos de hasta 65 centímetros de altura y de recorrer un máximo de 200 metros al día en el terreno marciano, mientras obtiene su energía de un isótopo radioactivo. Al no depender de la energía solar, no detendrá sus actividades durante la noche.
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