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miércoles, 27 de marzo de 2013

Suficiente seguridad de radiaciones ionizantes


*Aún no existe el número de profesionales que el país requiere para esta tarea; necesario formar más recursos humanos especializados en el tema
*La formación de los ingenieros en energía de la UAM les ha habilitado en el manejo de sistemas de detección de radiación
En México el marco legal en materia de detección, seguridad y protección de radiaciones ionizantes es suficiente y se apega a estándares internacionales; en los últimos años no se conoce algún evento grave en los diferentes ámbitos donde se maneja alguna fuente de este tipo, informó el maestro en ciencias Eugenio Torijano Cabrera, profesor-investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
 Para mantener este estado de seguridad es necesario formar más recursos humanos especializados, ya que aún no existe el número de profesionales que el país requiere para esta tarea, advirtió el responsable del Laboratorio de Detección de Radiaciones Nucleares de la Unidad Iztapalapa que tiene como principal objetivo capacitar a los estudiantes de la Licenciatura en Ingeniería en Energía en la detección de radiación y protección radiológica.
 Muchos de los egresados de esta carrera laboran en el sector salud, público y privado, también en la industria, en la planta nucleoeléctrica de Laguna Verde y en la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardias, cuidando de estos aspectos, o son investigadores en el Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares, dirigido por la doctora Lydia Paredes Gutiérrez, egresada de la Unidad Iztapalapa.
 Ante las posibilidades futuras de desarrollo de la industria nuclear nacional, los ingenieros en energía de la UAM tendrán un importante papel porque su formación les ha habilitado en el manejo de sistemas de detección de radiación y de los instrumentos con los que se mide, apuntó el especialista en energía.
 En el ámbito de la medicina, dijo, los equipos que emiten radiaciones ionizantes como los de rayos X, tomógrafos y aceleradores, tienen también que ser supervisados para que la cantidad que irradian a los pacientes sea la correcta.
 El problema con las radiaciones de algún tipo de fuente es que no se ven, no se oyen, no tienen olor, ni se sienten, la única manera de saber si se está expuesto y en qué cantidad, es con una serie de instrumentos como detectores y dosímetros, por ello se hace necesario la intervención de un experto, explicó Torijano Cabrera.
 Aclaró que no toda irradiación es dañina, la denominada “radiación natural” que recibimos todos los días del Sol, del piso, de materiales de construcción, alimentos y del espacio exterior es baja y por ello no puede tener algún efecto nocivo en el tejido orgánico.
 Es la radiación ionizante –aquella que arranca electrones de los átomos, de un átomo o molécula– la que implica riesgos cuando se encuentra fuera de los límites permisibles; en ese rango están los rayos X, los rayos gama y las partículas alfa y beta.
 Cuando la radiación ionizante se encuentra fuera de rango puede afectar inicialmente al aparato digestivo, cuyos tejidos son más radiosensibles provocando náuseas, vómito y mareos y puede afectar también a células de la sangre. Es mortal cuando se reciben dosis del orden de grays (Gy), varios gray indicarían una dosis letal de energía absorbida o depositada en el tejido.
 Uno de los productos didácticos más importantes que han elaborado los profesores de la licenciatura en Ingeniería en Energía es un manual de prácticas donde se cubren los aspectos de manejo de los equipos de laboratorio y la caracterización de la radiación que emite una fuente en particular. Otro objetivo importante que se persigue en este laboratorio, es la formación de hábitos de uso seguro de fuentes radioactivas.

UAMeros

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