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jueves, 6 de marzo de 2014

El choque de cometas explica la sorprendente presencia de aglomeraciones de gas alrededor de una estrella joven

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ALMA revela la existencia de una enigmática masa de gas en un disco de
restos que rodea a Beta Pictoris

Utilizando el telescopio ALMA (Atacama Large Millimeter/submillimeter
Array) situado en el norte de Chile, un equipo de astrónomos ha anunciado
hoy el descubrimiento de una inesperada aglomeración de monóxido de
carbono en el polvoriento disco que rodea a la estrella Beta Pictoris. Esto
supone una sorpresa, ya que se supone que este tipo de gas es
rápidamente destruido por la luz de la estrella. Algo — probablemente
numerosas colisiones entre pequeños objetos helados como cometas —
puede estar haciendo que el gas siga reponiéndose continuamente. Los
nuevos resultados se publican hoy en la revista Science.
Beta Pictoris , una estrella cercana fácilmente visible a ojo en el cielo
austral, ya es aclamada como el arquetipo de sistema planetario joven. Se
sabe que alberga un planeta que orbita a unos 1.200 millones de kilómetros
de su estrella, y fue una de las primeras estrellas descubiertas rodeada por
un gran disco de restos polvorientos [1] .
Nuevas observaciones llevadas a cabo con ALMA muestran que el disco
está impregnado de monóxido de carbono . Paradójicamente, la presencia
de monóxido de carbono, tan nocivo para los seres humanos en la Tierra,
podría indicar que el sistema planetario de Beta Pictoris podría convertirse
en un buen hábitat para albergar vida. El bombardeo de cometas que están
sufriendo sus planetas puede estar proporcionándoles agua, lo que podría
permitir el desarrollo de vida [2] .
Pero el monóxido de carbono se descompone rápidamente y con facilidad
por la luz de las estrellas: solo puede durar unos 100 años en las zonas del
disco de Beta Pictoris donde ha sido observado. Encontrarlo en el disco de
Beta Pictoris, de 20 millones de años, es una sorpresa total. ¿De dónde
proviene y por qué está aún ahí?
“ A menos que estemos viendo a Beta Pictoris pasando por un momento
muy inusual, el monóxido de carbono debe estar siendo repuesto de manera
continua ”, afirma Bill Dent, astrónomo de ESO en la Oficina Conjunta de
ALMA (Joint ALMA Office, Santiago, Chile) y autor principal del artículo
publicado hoy en la revista Science . “ La fuente más abundante de monóxido
de carbono en un sistema solas joven son las colisiones entre cuerpos
helados, desde cometas hasta objetos mayores, de tamaño planetario ”.
Pero el ritmo de destrucción debe ser muy alto: “ Para obtener la cantidad
de monóxido de carbono que estamos observando, el ritmo de colisiones
debería ser verdaderamente sorprendente: una colisión de un cometa de
gran tamaño cada cinco minutos ”, señala Aki Roberge, astrónomo del
Centro de Investigación Goddard de la NASA (Greenbelt, EE.UU.) y coautor
del artículo. “ Para alcanzar este número de colisiones, debería tratarse de
un enjambre de cometas muy juntos y muy masivo”.
Pero ha habido más sorpresas en las observaciones de ALMA, que no solo
descubrió el monóxido de carbono, sino que además hizo un mapa de su
ubicación en el disco gracias a la capacidad única de ALMA de medir de
manera simultánea tanto la posición como la velocidad: el gas se encuentra
concentrado en un grumo compacto. Esta concentración se encuentra a
13.000 millones de kilómetros de su estrella, lo que supone tres veces la
distancia de Neptuno al Sol. El motivo por el cual el gas se encuentra en
ese pequeño espacio tan lejos de la estrella es un misterio.
“ Esta aglomeración es una clave importante para lo que está ocurriendo en
las zonas exteriores de este joven sistema planetario”, afirma Mark Wyatt,
astrónomo de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), y coautor del
artículo. Continua explicando que hay dos formas en las que puede
formarse una aglomeración de este tipo: “ O bien la fuerza gravitatoria de
un planeta aún no visto, similar en masa a Saturno, está concentrando las
colisiones de cometas en un área pequeña, o bien lo que vemos son los
remanentes de una única y catastrófica colisión entre dos planetas helados
de la masa de Marte”.
Ambas posibilidades dan a los astrónomos razones para ser optimistas y
creer que hay varios planetas más esperando ser descubiertos alrededor de
Beta Pictoris. “El monóxido de Carbono es sólo el principio: puede haber
otras moléculas pre-orgánicas más complejas liberadas por esos cuerpos
helados”, añade Roberge.
Se han planeado observaciones posteriores con ALMA, que aún no ha
alcanzado el cien por cien de sus capacidades, aún en desarrollo, con el fin
de arrojar más luz sobre este misterioso sistema planetario, ayudando así a
comprender qué condiciones se dieron durante la formación de nuestro
Sistema Solar.

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