Vistas de página en total

jueves, 6 de marzo de 2014

Nervios a flor de piel en Crimea por la "ocupación" rusa

image

Simferopol (Ucrania) (AFP)

Una semana después del comienzo de la "ocupación" rusa en Crimea, la
situación parece relativamente tranquila, pero los nervios están a flor de
piel por la tirantez entre las tropas ucranianas y las rusas en esta península
del mar Negro.
Hasta ahora, la toma del control de Crimea por parte de Rusia ha sido
pacífica, con tan sólo unos disparos al aire como advertencia. Sin embargo,
sigue habiendo mucha tensión y los habitantes temen que el elevado
número de personas armadas acabe en una espiral de violencia.
"Por el momento la vida es más o menos normal, la gente trabaja, va al
colegio, hace la compra", cuenta Lydia Kuzminishna, de 72 años, que vive
en la capital de Crimea, Simferopol. "Pero por supuesto que estamos
preocupados, puede pasar cualquier cosa. Es una situación muy peligrosa",
añade.
En la península, hombres armados con fusiles de asalto y vestidos con
uniforme militar han rodeado las instalaciones militares ucranianas. Las
autoridades ucranianas dicen que son miles.
Convoyes de camiones militares que transportan a soldados rusos recorren
la península que, por su situación, se puede cortar fácilmente del resto de
Ucrania, a la que está unida sólo por el estrecho istmo de Perekop.
Rusia desmintió de que se trataran de soldados rusos. Sin embargo, su
uniforme, su equipamiento sofisticado y su comportamiento dejan entrever
que forman parte de las fuerzas especiales rusas.
- Soldados ucranianos nerviosos -
En el interior de las bases, los soldados ucranianos, nerviosos, mantienen
sus posiciones, negándose a entregar las armas, aún así, todo parece
indicar que no cuentan con medios para hacer frente a un asalto a gran
escala.
"No estamos preparados para enfrentarnos a las
fuerzas especiales rusas", reconoce Andrei Mashenko,
un capitán de la base asediada de Belbek, cerca de
Sebastopol. "No hemos sido entrenados ni equipados
para ello", explica.

Dato
Las fuerzas rusas se han desplegado en Crimea, una
república autónoma ucraniana, después de que
hombres armados prorrusos se apoderaran el 27 de
enero de los edificios gubernamentales, tras la
destitución del presidente ucraniiano Viktor Yanukovich.

Desde entonces, se ha nombrado a un primer ministro
prorruso. Este jueves, el Parlamento regional pidió al
presidente ruso, Vladimir Putin, su integración en Rusia
y anunció la celebración de un referéndum el 16 de marzo para validarlo.
Los rusos de Crimea, que representan el 60% de la población de la
península, ven con buenos ojos a las fuerzas de Moscú, y estiman que sin
ellas la situación podría haber acabado como en Kiev, donde un centenar de
personas murieron en febrero en enfrentamientos.
"Si no hubiera soldados rusos, aquí sería exactamente lo mismo", declara
Serguei. "La gente empezó a sentirse segura cuando llegaron los soldados",
añade.
Sin embargo, los tártaros, que representan del 12 al 15% de la población y
están en contra de la unión de Crimea a Rusia, son poco entusiastas con la
presencia de los soldados.
"Vivimos momentos difíciles", reconoce frente a una mezquita Fevzi
Yakubov, de 76 años, rector de una universidad en Crimea. "Somos
ucranianos y somos patriotas", añade.

Dolorosos recuerdos
Para muchos tártaros, la llegada de los soldados rusos aviva los dolorosos
recuerdos de las deportaciones masivas de Crimea hacia Siberia y Asia
Central ordenadas por Stalin en 1944.

No hay comentarios:

Publicar un comentario