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miércoles, 22 de febrero de 2012

Encuentan patolli, posiblemente utilizado como instrumento de adivinación

Entre el juego y la adivinación

Hallan "pasatiempo" prehispánico en el área maya

Un tablero que fue usado hace más de mil años para jugar, conocido como patolli, fue descubierto en la Zona Arqueológica de Dzibilnocac, Campeche; data de 600-900 d.C.

Campeche, México / Guatemala / Notiocho / INAH / Conaculta / IPS

Patolli

Un tablero que fue usado en tiempos prehispánicos para jugar, conocido como patolli, fue descubierto en la Zona Arqueológica de Dzibilnocac, en Campeche, durante trabajos de restauración realizados en la Torre Central del Edificio A1; el hallazgo se suma a otros similares ocurridos en el área maya, donde es posible que haya sido utilizado como un instrumento de adivinación.  
Se trata de un marcador esgrafiado de aproximadamente 50 cm por lado, que fue descubierto en el piso de la segunda crujía superior de dicha edificación; consta de una cruz dividida en casillas, al igual que el marco que la circunda, que en conjunto suman 58 rectángulos de diversos tamaños.
Dentro de algunos de los casilleros también hay cruces trazadas, informó el arqueólogo Heber Ojeda Mas, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta).
Es posible que este patolli (“juego” en lengua náhuatl) haya sido utilizado hacia 600-900 d.C., en el periodo Clásico Tardío, cuando Dzibilnocac —ciudad que se localiza en la parte central de la región Chenes— tuvo su apogeo.
El investigador del Centro INAH Campeche dijo que al igual que los ubicados en otros sitios mayas de México, Guatemala y Belice, éste se localizó al interior del recinto, donde habría sido difícil el acceso para observar el partido.
Patolli-0k

Descrito en códices
Por su parte, la experta Judith Gallegos Gómora, del Centro INAH Tabasco, y quien en su momento analizó un patolli descubierto en la Estructura VII de Calakmul, Campeche, explicó que este juego fue descrito en códices, así como por cronistas españoles —entre ellos, Diego Durán—, al ver la afición que tenían los mexicas (en el centro de México) por él.
De modo que fue prohibido, al considerarlo idolátrico y pagano.
Sin embargo, el patolli maya, anterior al arribo de los conquistadores españoles, parece haber tenido una connotación más allá del juego o la apuesta, pues la forma del diseño se ha comparado con el quincunx, símbolo que representa esquemáticamente al universo, mediante un punto central que se identifica con la Tierra, otros cuatro que coinciden con los puntos cardinales, y un marco que los limita y representa el cosmos.
Por su parte, la cruz significaba movimiento.
Asimismo, “el número de casillas (57-58), donde se debían recorrer 52 por cada uno de los dos participantes —usando frijoles o tepalcates de forma circular—, corresponde a un siglo pequeño de 52 años, mientras que las 104 casillas recorridas por ambos se identifican con la Gran Edad, momento en que coincidían los inicios de los calendarios solar y de 260 días.

Tiene una cruz dibujada
y dividida en casillas,
las cuales se debían recorrer
usando frijoles o tepalcates;
este marcador  también
pudo ser usado como
instrumento de adivinación


“La utilización de 5 fichas multiplicada por las 52 casillas a recorrer sumarían 260, número que coincide con los días que componían una especie de almanaque donde se pintaban los diversos signos del calendario adivinatorio, que sólo podía ser manejado e interpretado por especialistas en temas religiosos y matemáticos”.

Hacia los puntos cardinales
La arqueóloga Judith Gallegos apuntó que el tipo de tablero, similar al de Calakmul y al registrado ahora en Dzibilnocac —más una veintena distribuida en sitios como Becán y Río Bec (Campeche), Palenque (Chiapas), Maintzunun y Benque Viejo (Guatemala), Tikal y Ceibal (Guatemala)—, suelen encontrarse orientados hacia los cuatro puntos cardinales, y están trazados con sumo cuidado guardando la proporción en el tamaño.
Es muy factible, dijo, “que este tipo de patolli haya sido utilizado como un instrumento de adivinación, para conocer el futuro de los individuos, acontecimientos o quizá del pueblo en general.
"Sería entonces un juego de adivinación ritual.
"Además, con base en la evidencia, el patolli surgió en la zona maya durante la época en que ocurren influencias de culturas prehispánicas del Altiplano, y su uso se extendió hacia el periodo Clásico Tardío”.

Patolli-1

Sobre la consolidan Edificio A1
Desde finales de noviembre de 2011 y hasta mediados de enero del año en curso, el Edificio A1, el más conocido del Dzibilnocac, fue sometido a trabajos de mantenimiento mayor, de manera que se liberó y restauró la fachada posterior de la Torre Central, y se consolidó el templo de la Torre Este; asimismo se cambiaron las cubiertas de los aposentos de la misma construcción, previo retiro de la mampostería en mal estado que provocaba la filtración de agua.
El arqueólogo Heber Ojeda detalló que el Edificio A1 mide 74 m de largo por 30 m de ancho, y en su gran plataforma se desplantan diez habitaciones dispuestas en dos crujías, que a su vez están cubiertas parcialmente por tres torres.

Dios del cielo
Durante la excavación en la Torre Central, abundó, se encontraron piedras decorativas, evidencia de que, al igual que la Torre Este (la más completa del conjunto arquitectónico), en su fachada tuvo un mascarón representando al dios maya Itzamná, dios del cielo.
“Además se localizó una escalinata en su lado sur (de la Torre Central) de 7.60 metros de altura, la cual fue liberada y consolidada.
"Es probable que la escalinata originalmente haya formado parte de una pirámide que fue recortada, modificada y rematada con un templo”.

Otros grafitis
En el piso de este mismo edificio, donde se encontró el patolli, también se localizaron tres grafitis (uno de ellos en forma de círculo dividido en cuatro partes y líneas no bien definidas), y restos de pintura con motivos animales y vegetales.
Finalmente, la fachada de la Torre Este presentaba el desprendimiento de sillares, mismos que se consolidaron, y con ello se le devolvió la estabilidad estructural.
Lo mismo sucedió con la Torre Oeste, en la cual se realizaron trabajos de consolidación del muro central de su templo superior.

Año nuevo
Por su parte, cientos de guatemaltecos e indígenas dieron la bienvenida al año nuevo maya por medio de ritos religiosos en el Centro Arqueológico Iximché, en la región central del país.
"Hoy le damos inicio al último año antes del comienzo de una nueva era", dijo Antonino González, un sacerdote de la cultura maya momentos antes de empezar las invocaciones y la música que brindaría tributo a la naturaleza.
En esta ceremonia se inició de igual manera la cuenta regresiva para el 21 de diciembre, fecha conocida por los rumores de que el calendario maya predispuso un final del mundo.
"Los mayas nunca hemos dicho que se acaba el mundo, estos son malos entendidos de personas que no conocen y no son maya", recalcó González.

Calendario_maya

Turismo apocalíptico
Los pueblos indígenas del sureste de México demandan su participación en los programas oficiales para aprovechar el interés mundial por la "profecía maya", mientras temen que se desencadene un "turismo apocalíptico" que dañe y contamine sus sitios sagrados.
Organizaciones indígenas denunciaron su exclusión del diseño del plan promocional Mundo Maya, lanzado por el gobierno para atraer visitantes locales y extranjeros a las zonas indígenas de los cinco estados sudorientales donde se ubican docenas de antiguas ciudades mayas.
"No han escuchado nuestra voz, siguen actuando sin tomarnos en cuenta. Solamente se van a beneficiar los consorcios", señaló Artemio Kaamal, coordinador general del no gubernamental Foro Permanente sobre Política Indígena Kuxa'ano'on (vivimos, en lengua maya).
"Lo enfocan comercialmente, prescindiendo de nuestra cultura, nuestras raíces y nuestras prácticas", añadió.
La asociación, fundada en 2005, actúa en los estados de Campeche, Chiapas, Quintana Roo, Tabasco y Yucatán, para impulsar los derechos de los pueblos indígenas en México.

Lo niegan sus sabios
La ola de atracción mundial por la civilización maya en 2012 se alimenta en interpretaciones de que su calendario establece que el 21 de diciembre se producirán grandes catástrofes y el fin del mundo, algo que niegan los sabios y representantes de sus propios pueblos.
La campaña del gobierno conservador de Felipe Calderón va a desarrollarse en el propio país y en Estados Unidos, Europa y Asia.
Se centra en promocionar la región de Mesoamérica, donde floreció la civilización maya y que se extiende por lo que ahora constituye el sureste mexicano, Belice, Guatemala, El Salvador y Honduras.

Calendario maya
El calendario maya establece que el llamado periodo 13 Baktún finaliza el 21 de diciembre, la fecha del solsticio de invierno en el hemisferio boreal, lo que alimenta los pronósticos apocalípticos.
Ese periodo comenzó según los historiadores mayas el 11 de agosto del año 3 mil 114 antes de Cristo y al concluir comenzará otro nuevo ciclo de una llamada cuenta larga de 144 mil días, similar al que termina.

Indígenas mexicanos
De los 112 millones de habitantes de este país latinoamericano, 6,6 millones son indígenas, según el censo de 2010 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, cuyo registro restringe los pobladores originarios a personas de más de cinco años que hablan una lengua ancestral.
De esa cifra, 786 mil son mayas.
Organizaciones indígenas elevan a más de 10 millones los integrantes de las diferentes etnias que sobreviven en México.
Hasta la conquista española en el siglo XVI en el territorio predominaron los aztecas, pero los mayas ejercieron gran influencia en el sureste, por sus expresiones artísticas y conocimientos científicos y astronómicos.
En la actualidad, se calcula que en México hay 1,2 millones de micro y pequeñas empresas asentadas en territorios indígenas, con un promedio de 25 trabajadores cada una.

Temores
"Tememos que nuestros sitios sagrados sean afectados. Por eso nos debe preocupar más la atención extranjera. Esperamos que los recursos lleguen a nuestras comunidades", sostuvo Kaamal.
"Vemos un proceso de reencuentro, de reconstrucción, de reunión entre los diferentes pueblos indígenas.
"Vemos también iniciativas que no solamente son de autosustento sino que impulsan una economía local que es una válvula de escapa ante las presiones" sociales y económicas, analizó Solís.

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