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martes, 25 de septiembre de 2012

El sueño de prosperidad se desvanece

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PE Sanchez

Los polacos describen su país, desde el inicio de la crisis, como una "isla verde" de prosperidad en medio de la recesión. Pero las perspectivas para los próximos años no son tan optimistas y ahora deben crear otro modelo de desarrollo.
Wawrzyniec Smoczyński

Los datos sobre el crecimiento del PIB no dejan lugar a duda: la desaceleración es una realidad. La economía polaca sigue desarrollándose, pero el crecimiento se ha ralentizado en gran medida. De marzo a junio, el PIB aumentó un 2,4%, en comparación con una progresión del 3,5% registrado el trimestre anterior. "El crecimiento ha resultado ser inferior a lo esperado", comenta Maja Goettig, economista jefe de KBC Securities y miembro del Consejo Económico del primer ministro.

Algunos dirán que el cambio no es tan rápido, que no hay por qué preocuparse ya que, después de todo, la economía prosigue su desarrollo. Y es cierto, pero una economía en desarrollo no se rige por las mismas reglas que las de los países desarrollados. En el caso de Polonia, registrar a un crecimiento inferior al 4% equivale a una recesión en Alemania. La desaceleración en el crecimiento implica desempleo y precisamente la falta de empleo, y no los datos del PIB, es lo que constituye el síntoma más preocupante de la crisis económica. De momento, el índice de paro sigue disminuyendo, con un 12,3% en julio, aunque se trata de un efecto estacional. "A finales de año, podría llegar al 13,5%", prevé Goettig.

El ministerio de Finanzas desbloqueó recientemente 500 millones de zlotys (unos 120 millones de euros) para combatir el desempleo, pero sus previsiones presupuestarias para el año que viene siguen siendo optimistas: el ministro Jacek Rostowski espera un crecimiento del 2,2% del PIB y descarta un desempleo superior al 13%. El problema es que el ministro no tiene ningún control sobre estos indicadores y los economistas coinciden en que sus hipótesis son irrealistas. "El ministro de Finanzas duda como todos, porque hoy nadie sabe ni la duración ni la profundidad de la recesión en la eurozona. Si el crecimiento de Polonia cae hasta el 2,2%, el porcentaje de desempleo llegará al 15 o al 16%", prevé Piotr Kuczynski, analista jefe de la empresa de inversiones Xelion.

Fallan los amortiguadores

El presupuesto actual de la UE llega a su fin y el próximo, que abarcará el periodo de 2014 a 2020, probablemente será menos generoso con Polonia y los nuevos proyectos no se iniciarán antes de 2015. Hace tres años, tuvimos la suerte de poder aprovechar una montaña de inversiones europeas mientras nuestra economía se desaceleraba. Según los cálculos del ministerio, la contribución de la Unión al crecimiento polaco en 2013 no superará el medio punto de porcentaje.

También estará ausente el segundo amortiguador que intervino en 2009, es decir, la expansión presupuestaria por la que había optado el Gobierno, mientras que la recesión mundial reducía de repente los ingresos fiscales. Nos arriesgamos con un aumento del déficit del 7,4% del PIB, manteniendo así el crecimiento. Lo malo es que, en lugar de continuar con la recuperación, hoy nos enfrentamos a una desaceleración.

Por lo tanto, a la economía polaca sólo le queda un tercer escudo: el tipo de cambio flotante. En 2009, la fuga de capitales produjo una depreciación del zloty de más del 30%, lo que favoreció la competitividad de las exportaciones polacas.

Hoy, el zloty, que es el único salvavidas económico, no sólo se encuentra entre las manos del primer ministro, sino también entre las del presidente del NBP (el Banco Nacional de Polonia), Marek Belka, que claramente anunció una próxima reducción de los tipos de interés.

El Gobierno no cuenta con los recursos necesarios para alentar el crecimiento. No se trata únicamente de una cuestión de dinero. El ministro de Finanzas ante todo es esclavo de las promesas que hizo a la Comisión Europea de restablecer el déficit presupuestario al 2,2% del PIB en 2013. Cualquier relajación en la disciplina presupuestaria serviría de pretexto a los mercados financieros para vender las obligaciones polacas. Esto aumentaría el coste del servicio de la deuda y daría el golpe de gracia al presupuesto. Lo queramos o no, el Gobierno debe aplicar medidas de austeridad, tan conocidas en España, Portugal y Grecia y la disciplina presupuestaria prolongará inevitablemente la desaceleración.

Buscar nuevos mercados

¿Cómo retomar la vía del crecimiento rápido, para llegar al umbral mínimo del 4% del PIB, por debajo del cual aumentan el desempleo y las dificultades de equilibrar las finanzas del Estado?

Tras 23 años de capitalismo, Polonia ya no puede basarse únicamente en sus logros de competitividad y contentarse con un sencillo reajuste como los países desarrollados. Nuestros sueldos no dejan de subir y tarde o temprano perderemos nuestro estatus de lugar de producción de bajo coste. La gente inteligente dice que es necesario crear nuestro propio sector de producción, un generador de una mayor rentabilidad y por consiguiente, de un gran potencial de crecimiento. Debemos elegir sectores industriales en los que las empresas polacas destaquen y ofrecerles un apoyo sistemático. Debemos invertir en la innovación. Dicho de otro modo, construir un buque sólido, en lugar de esperar a que la isla vuelva a ser verde.

De forma paralela, necesitamos buscar nuevos mercados, no necesariamente en Extremo Oriente, sino justo tras la frontera oriental. "Rusia acaba de entrar en la OMC, Ucrania y Bielorrusia son grandes mercados en los que los productos polacos gozan de buena reputación, como lo demuestra el éxito del comercio transfronterizo", recuerda Kuczynski.

Pero precisamente a los tres países con los que podríamos hacer los mejores negocios les afecta una política basada en una serie de valores y que además es ineficaz. Mientras que para Europa Occidental, Polonia sigue siendo un país de subcontratistas o un lugar de fabricación, para Europa Oriental constituye una economía moderna y la más cercana tanto geográfica como culturalmente, más que Alemania u Holanda. Sin la expansión hacia Europa del Este, no podremos compensar la reducción de las exportaciones hacia la eurozona.

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