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domingo, 23 de septiembre de 2012

Fracaso escolar, un problema de alto coste en todo el mundo

Que un alumno repita curso supone una frustración tanto personal como educativa y acarrea un aumento de costes que puede alcanzar hasta el 60 por ciento del gasto directo del sector público en el sistema educativo.

En España la tasa de fracaso escolar está en el 36,6 por ciento, más del doble de la media de los 34 países que componen la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

El informe “La rentabilidad privada y fiscal de la educación en España”, elaborado por el Observatorio sobre Capital Humano en España de BBVA Research, señala que el fracaso escolar reduce entre 2 y 4,5 puntos porcentuales la rentabilidad privada de estos estudios.

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Un alumno de bachillerato cuesta al Estado español 5.493 euros al año, la misma cantidad paga por un alumno de Formación Profesional, mientras en las carreras universitarias se reduce a 4.445 euros por estudiante. Pero, ¿cuánto cuesta que un alumno repita curso?.

Con una tasa de fracaso escolar del 36,6 por ciento, al Estado español le cuesta más de 2.100 euros (un 38,6 por ciento del gasto directo) que un estudiante de secundaria vuelva a matricularse en el mismo curso. Mucho más si se trata de Formación Profesional, donde el coste se eleva a los 3.593 euros por curso; o en la etapa universitaria que supera los 6.000 euros.

Datos que proceden del informe “La rentabilidad privada y fiscal de la educación en España”, elaborado por el Observatorio sobre Capital Humano en España de BBVA Research, principalmente en el arco educativo de Secundaria, Formación Profesional y Universidad.

Este estudio establece que el fracaso escolar reduce entre 2 y 4,5 puntos porcentuales la rentabilidad privada de estos estudios.

“Los costes explícitos e implícitos para el erario público, incluyendo el valor presente de la pérdida de ingresos tributarios futuros, suponen en promedio un 60 por ciento del gasto directo del sector público en el sistema educativo”, se explica en este informe elaborado por Ángel de la Fuente, científico titular del Instituto de Análisis Económicos del CSIC (Centro Superior de Investigaciones Científicas), y Juan Francisco Jimeno, jefe de la división de Investigación del Banco de España.

 

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Ambos autores han analizado los incentivos fiscales privados para invertir en educación, el efecto de diversas políticas públicas sobre estos incentivos y las implicaciones de la inversión educativa para las finanzas públicas.

Para Ángel de la Fuente, la alta tasa de alumnos repetidores en España (36,6 por ciento), casi el doble de la media de los 34 países que componen la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) (17,4 por ciento), es un grave problema en el sistema educativo. “El sistema existe y persiste, así que es sostenible, pero está claro que no funciona bien”.

En este estudio, De la Fuente y Jimeno han calculado la tasa de rentabilidad de los distintos ciclos educativos en varios escenarios, comenzando con una situación hipotética en la que no hay ninguna intervención pública, añadiendo después distintas políticas y terminando con dos escenarios sin fracaso escolar, con el fin de cuantificar los efectos de este fenómeno sobre la rentabilidad de la educación.

Los autores exponen como ejemplo lo que ocurre en la Formación Profesional de primer grado: mientras que la rentabilidad esperada en este nivel educativo es del 9,1 por ciento para los alumnos que completan el ciclo sin repetir curso, esta cifra se reduce hasta el 4,7 por ciento para el promedio de todos los estudiantes, debido a la alta tasa de fracaso que hace que necesiten un 1,5 años de trabajo para completar con éxito un curso.

Conclusión: “los beneficios generados por un curso aprobado han de compararse con 1,5 veces los costes anuales del ciclo para calcular su rentabilidad”, explican.

En el hipotético caso de que no hubiera fracaso escolar, De la Fuente y Jimeno aseguran que “los resultados serían mucho más positivos, situándose por encima del 50 por ciento en la secundaria no obligatoria y más allá del 200 por ciento en los estudios universitarios de grado”.

En la situación actual, con los niveles de fracaso, De la Fuente establece que, de cada 100 euros que el Estado gasta en una plaza escolar recupera, a través de los flujos inducidos de impuestos, del orden de un 30 por ciento. Si el alumno consigue llegar sin repetir al primer ciclo universitario esta recuperación llega a más de 90 ciento del dinero invertido.

Como conclusión, los autores del informe apuntan que la permanencia en el sistema escolar o universitario “es una inversión muy atractiva para el individuo medio”.

 

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 Ángel de la Fuenta y Rafael Domenech

 

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