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martes, 4 de junio de 2013

La política de vivienda en los 12 años anteriores ha excluido a familias de bajos ingresos

Destaca la “cifra récord” de 6.6 millones de viviendas financiadas entre 2006 y 2012; sin embargo, tal volumen de construcción no se expresó en un acceso de las familias a viviendas propias
 Las soluciones asociadas a principios de mercado, ingresos familiares estables y negocios inmobiliarios rentables sólo corresponden a un pequeño segmento de la población 

En 12 años de gobiernos panistas la política de vivienda implicó el reforzamiento de la segmentación del mercado inmobiliario y el mantenimiento de la exclusión para familias de bajos ingresos en zonas urbanas y rurales, afirma la doctora Gabriela Correa López, profesora-investigadora del Departamento de Economía de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
En su artículo publicado en el más recientemente Reporte Macroeconómico de México, del Observatorio Económico de México, sostiene que entre las acciones en esta materia resaltadas como resultados favorables del gobierno que concluyó en 2012, se destaca la “cifra récord” de 6.6 millones de viviendas financiadas entre 2006 y 2012.
Este “es un dato correcto”; sin embargo, tal volumen de construcción no se expresó en un acceso generalizado de las familias a viviendas propias, ni tampoco las casas disponibles correspondieron a las necesidades y preferencias de las familias urbanas y rurales, subraya la investigadora.
En su análisis, Correa López advierte que la discusión en materia de vivienda principalmente urbana, plantea dos problemas que se han generado en la década anterior. Por un lado destaca la proporción cercana a 20 por ciento de viviendas nuevas que están deshabitadas y, por otro, la situación financiera crítica de algunas empresas desarrolladoras que están a la espera de los nuevos lineamientos de política de construcción y vivienda “prometida para julio de 2013”.
Agrega que las dos problemáticas están asociadas a una variedad de orígenes que en el caso de viviendas deshabitadas corresponden “a un proceso de equipamiento de viviendas antes de ser habitadas, a la ubicación periférica de desarrollos habitacionales con escasos servicios públicos, de transporte y comunitarios, así como con el abandono de viviendas vinculado a situaciones de empleo prolongado y violencia territorial.
Las causas de dificultades financieras de algunas empresas se relacionan con un largo periodo de contracción económica, con limitada capacidad de compra de vivienda por trabajadores con seguridad social, y con las propias decisiones de inversión y flujos de efectivo de las empresas.
Según la investigadora el principal problema que se aprecia al revisar la información vinculada al tema de la vivienda, es que las soluciones asociadas a principios de mercado, ingresos familiares estables y negocios inmobiliarios rentables, sólo corresponden a un pequeño segmento de la población.
Mientras que el resto de familias urbanas y rurales no disponen de recursos o acceso a mecanismos de financiamiento y “tienen necesidades de vivienda que no corresponden a las que pueden acceder, así que su condición se mantiene en rezago”.

UAMeros

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